Techo de Cana

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jueves, 16 de noviembre de 2017

Somete recurso de amparo contra decanos de la UASD

El secretario general del Frente Independiente de Estudiantes Revolucionarios (FIER), Deivis Cabrera, depositó ayer miércoles un recurso de amparo en contra de los nueve decanos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). En un comunicado, el dirigente estudiantil explicó que los docentes no respondieron una solicitud de información que realizó sobre el destino de los fondos que manejan las facultades de la Primada de América.




La no entrega de la información es una franca violación al artículo 49 de la Constitución de la República y la ley 200-04 de Libre Acceso a la Información Pública", expresó en la nota. "Miestras que los estudiantes de nuestra universidad se encuentran tomando docencia en condiciones precarias, las autoridades priorizan la inversión de los recursos en cosas no primordiales, una muestra de eso es la compra de yipetas año 2016 para uso de cinco decanos, compra que casi alcanzó los 15 millones de pesos", agregó.

miércoles, 9 de agosto de 2017

Alesi, el pequeño ancestro de simios y humanos

Científicos del Turkana Basin Institute de Kenia y del Anza College, en Estados Unidos, han descubierto en el yacimiento del lago Turkana a «Alesi», un cráneo completo que podría arrojar luz sobre el antepasado común de los actuales simios y humanos. Los restos, del tamaño de un limón, corresponden a una cría, de apenas un año y cuatro meses, de una especie recién bautizada que vivió hace 13 millones de años. Su nombre es «Nyanzapithecus alesi» y hace honor a la palabra «ales» que en turkano significa ancestro. El hallazgo se publicó ayer en la revista Nature. «Nyanzapithecus alesi formaba parte de un grupo de primates que existió en África durante 10 millones de años», ha explicado Isaiah Nengo, investigador en la Universidad Stony Brook y primer autor del estudio. «Lo que muestra su descubrimiento es que este grupo estaba muy cerca del origen de los humanos y los simios actuales, y que este origen es africano». El enigma de los ancestros Entre todos los primates actuales, los humanos están más emparentados con los simios, que incluyen a chimpancés, gorilas, oranguntanes y gibones. Los fósiles muestran con claridad cómo hace siete millones de años, todos estos animales tenían un ancestro común, y cómo unos y otros evolucionaron desde entonces.

El encarcelamiento provisional del periodista crítico con Erdogan


El escritor y periodista turco Hamza Yalçin, de 59 años, está en prisión provisional desde el pasado viernes a la espera de que las autoridades turcas formalicen su petición de extradición a España, plazo que expira el próximo 11 de septiembre, en cumplimiento del Convenio europeo de extradición. Yalçin fue detenido el día 3 de agosto en el aeropuerto barcelonés de El Prat, donde hacía escala con destino Londres. Sobre él pesaba una orden internacional de detención cursada por Turquía debido a la presunta existencia de vínculos terroristas, por lo que nada más saltar la alerta en el control de pasaportes miembros de la Policía Nacional procedieron a su detención y entrega al magistrado en funciones de guardia de la Audiencia Nacional Ismael Moreno. Tras oponerse a su extradición, el magistrado decretó su ingreso en prisión provisional, solicitada por el Ministerio Público, debido a la existencia de riesgo de fuga. Una decisión que no prejuzga los delitos que le imputa el Gobierno de Erdogán, sino que atiende a los trámites procesales que rigen en los supuestos de extradición. Cumplimiento del Convenio de extradición Y es que, el Convenio establece que en tanto y cuanto se tramita la extradición, el juez debe optar entre el ingreso del detenido en prisión o su puesta en libertad, lo que depende de la situación personal del requerido. En el caso del escritor turco, Moreno optó por lo primero ya que el periodista carece de vínculos con España, al no tener ningún tipo de arraigo en el país, y ser susceptible de sustraerse de la acción de la justicia. La medida cautelar decretada se extenderá hasta el próximo 11 de septiembre, fecha máxima que tienen las autoridades turcas para remitir a España la documentación en que fundamentan la extradición. Transcurrido ese plazo sin proceder a lo anterior, el magistrado deberá dejar en libertad a Yalçin. De remitir en tiempo y forma la documentación, Moreno podrá prorrogar durante un plazo máximo de cuarenta días la prisión provisional a través de un auto susceptible de recurso, y ello mientras se analiza si se cumplen las condiciones de entrega. Y es que, antes de que se acceda o no a la extradición -decisión que debe adoptar el Gobierno-, debe celebrarse una vista en la Audiencia Nacional a fin de determinar si los requisitos exigidos en el convenio se cumplen, pero sin que en ningún caso se discutan los hechos imputados o la culpabilidad del periodista. En el supuesto de que la Audiencia Nacional determine que la petición cursada por Turquía no respeta el tratado, el escritor quedará en libertad. En caso contrario será el Ejecutivo el que decidirá si finalmente se le extradita para ser juzgado en el país, pues la decisión judicial no es vinculante para el Gobierno, que puede denegarla en el ejercicio de la soberanía nacional.

lunes, 25 de abril de 2016

El bebé dinosaurio, pequeño pero precoz

Los huesos fueron desenterrados en Madagascar hace más de una década pero se quedaron sin clasificar. Ningún paleontólogo era capaz de ponerle nombre a esta criatura del tamaño de un terrier. La paleontóloga Kristina Curry Rogers se los encontró casualmente en 2012, mientras repasaba los catálogos de fósiles de la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook. Experta en titanosaurios, los vertebrados más grandes que han pisado la Tierra, lo que vio le resultó extrañamente familiar. Parecían los restos de uno de ellos, pero en miniatura. La investigadora se dio cuenta de que estaba delante de una cría, pero lo sorprendente es que ese bebé de apenas uno o dos meses de edad era el calco exacto de un ejemplar adulto, en proporciones reducidas. Al estudiar los restos, Curry Rogers descubrió junto con su equipo del Macalester College en St. Paul que estos dinosaurios salían del cascarón preparados para enfrentarse al mundo, capaces de andar y probablemente de alimentarse por sí mismos. Lo explica esta semana en la revista Science. Los investigadores utilizaron la histología de los tejidos óseos y tomografías computarizadas para entender la historia del crecimiento de este bebé de Rapetosaurus krausei, una especie que alcanzaba los 15 metros de longitud en su edad adulta y que vivió hace unos 70 millones de años, en el Cretácico Superior. El joven dinosaurio nació con 3,4 kg y no llegaba al tamaño de un balón de fútbol, pero creció rápido. Al final de su corta vida, entre los 39 y los 77 días de edad, ya había alcanzado aproximadamente los 40 kg y los 35 cm de altura al nivel de la cadera. A la vista de la compactibilidad de sus huesos, la forma de las extremidades de este dinosaurio no sufrió variaciones desde el nacimiento. Esto contrasta con otros grupos de dinosaurios, como los terópodos y los ornitisquios, cuyos miembros varían con el desarrollo, y en los que el cuidado parental era de gran importancia. Por ese motivo, Curry Rogers cree que es probable que las crías de Rapetosaurus fueran bastante independientes en comparación con otras especies. Es posible que el bebé ya fuera capaz de caminar nada más salir del huevo y que incluso se alimentara por sí mismo. Respecto a la muerte del pequeño gigante, la autora cree que se produjo por inanición. Los cartílagos al final de los huesos dejan de crecer en los animales hambrientos, y en este ejemplar esas regiones son extremadamente delgadas. Eso encaja con el lugar donde fue encontrado, un medio devastado por la sequía en el momento en el que el joven dinosaurio lo habitaba. Los investigadores creen que quizás otros titanosaurios tuvieran el mismo patrón de crecimiento que el Rapetosaurus, aunque esto no puede llevar a pensar que todos los titanes de cuello largo nacieran autosuficientes.

Científicos españoles recrean en Río Tinto la primera misión tripulada en Marte

Han desembarcado en el corazón de la faja pirítica de Huelva, ocupando las orillas del río color sangre y la zona de las Zarandas, donde se ubicaba en los tiempos de oro de la minería del cobre el complejo de transformación del metal, en Minas de Riotinto, en las proximidades de la mayor mina a cielo abierto del continente, la Corta Atalaya. Una bandera de Europa sobre la tierra agrietada de un terreno que forma parte del Patrimonio Histórico Andaluz desde 2012, anuncia la llegada a la zona escogida como laboratorio por los científicos del Centro de Astrobiología (CAB) y del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). El Marte primitivo Aquí, junto al río Tinto, se está llevando a cabo el ensayo de la primera misión tripulada a Marte por una doble similitud de esta zona de la Cuenca minera onubense con el planeta rojo. De un lado, su paisaje, parecido al de algunas zonas que ya han sido descubiertas en Marte, relata el director de la misión y responsable científico del proyecto Moonwalk, Víctor Parro. De otro, la composición de sus aguas, de alto contenido en hierro y azufre –encontrados igualmente en Marte–, escasez de oxígeno y un ph muy ácido, así como la existencia de una microbiología paralela en ambos escenarios, indicativa de unas condiciones de vida similares. «El río Tinto pudo ser el Marte primitivo, por lo que conocerlo nos puede ayudar a explicarlo y saber más de él». Desde que aterrizaron a las orillas del Tinto hace una semana, los científicos del Centro de Astrobiología están llevado a cabo los trabajos de preparación para la exploración marciana que se efectuará en los próximos días, enmarcada en el proyecto que ha venido a bautizarse como Moonwalk para el desarrollo y mejora de las técnicas para que un equipo astronauta-robot realice actividades extravehiculares (EVA) en cooperación. Yemo y Gandolfi La exploración se seguirá en tiempo real de forma permanente desde el Centro Internacional de Control de la Misión, en Zaventem (Bruselas), incluido un retorno de entre 10 y 20 minutos de las comunicaciones, similar al que se produce en una conexión con Marte. En estos días se están realizando los entrenamientos y eligiendo los escenarios en los que se desarrollará la misión con Yemo (el robot) y Gandolfi 2, un traje espacial con un ordenador a bordo que permite al astronauta comunicarse al mismo tiempo con el robot y con el Centro de Control. Aquí radica la importancia de la misión, por «la versatilidad y comodidad» en el uso de la tecnología que se emplea. Primeros pasos juntos Yemo y el astronauta ya han dado sus primeros pasos juntos por la Cuenca minera onubense. El prototipo que se ha desarrollado, en el que se incluye inteligencia artificial, permite a ambos comunicarse por un lenguaje gestual, de forma que el robot sigue las órdenes que se le van dando para explorar recursos, tomar imágenes o muestras para analizar. «En Marte, como en otros planetas, hay zonas como cuevas, laderas o colinas que resultan inaccesibles y a las que por separado, un robot y un hombre, no pueden llegar por separado. Esta tecnología sí nos permitirá acceder» ya que, explica Parro, Yemo podrá seguir los pasos que le vaya marcando el astronauta. Una vez diseñado el recorrido y la zona de exploración en el Tinto, la semana que viene se desarrollará la exploración, en contacto directo con Bruselas. «Podremos ver el resultado y analizar el grado de satisfacción», añade. El proyecto Moonwalk , que se enmarca en el Séptimo Programa Marco (FP7) de la Unión Europea, se puso en marcha hace tres años con el objetivo de comparar diferentes modalidades de equipos astronauta-robot y astronauta-astronauta en el desempeño de múltiples tareas, usando como escenarios operativos dos ambientes análogos de Marte y la Luna, el río Tinto y el fondo marino de la costa de Marsella. Después de Huelva, Marsella Precisamente, a la misión en el río Tinto, le seguirá una segunda fase en la costa de Marsella, donde se llevarán a cabo ensayos bajo el mar, simulando condiciones de baja gravedad, igual a si se realizan actividades extravehiculares en la superficie lunar.. Esta segunda fase será más compleja y costosa ya que se necesitarán buzos especializados, un barco en la superficie que proporcione energía y suministros «Estas misiones nos van a llevar a aprender condiciones de vida extremas y el alcance de los prototipos que desarrollamos para cuando tengamos que llevar a cabo una explotación planetaria», concluye el responsable científico del Moonwalk. La continuidad de los fondos para investigación que llegan desde Europa es clave para avanzar en la carrera espacial. En la campaña en Río Tinto, el Centro de Astrobiología, cuyos científicos son pioneros en el desarrollo de tecnología de detección de vida, contribuye además con dos instrumentos científicos, Solid (Signs Of LIfe Detector), que detecta biomoléculas procedentes de microbios y uno de los prototipos del RLS (Raman Laser Spectrometer), que detecta pigmentos y minerales, pigmentos y minerales. Ambos están diseñados para la misión ExoMars2018 de la Agencia Espacial Europea (ESA).

El engorro de la menstruación en el espacio

Un total de 59 mujeres -la última, Samantha Cristoforetti, de la Agencia Espacial Europea (ESA)- han volado al espacio desde que la primera, la rusa Valentina Tereshkova, abriera el camino en 1963. Las astronautas se enfrentan a los mismos retos que sus compañeros varones, pero existe una diferencia fisiológica incuestionable: la regla. Hace 30 años, las féminas que viajaban en los transbordadores de la NASA eran advertidas de que la gravedad cero podía producir un raro efecto en la menstruación, haciendo que la sangre se acumulara en el abdomen y provocara una horrible peritonitis. No es más que un mito sin fundamento. Los expertos en vuelos espaciales pronto se dieron cuenta de que, como en los viejos anuncios de tampones, «no pasaba nada», y que esos días del mes «eran iguales allí arriba que en la Tierra», como recuerda la astronauta Rhea Seddon en una transcripción de una entrevista que puede leerse en los archivos del Centro Espacial Johnson de la agencia espacial estadounidense. Pese a todo, como les ocurre a las militares o al personal de aviación, estar en ese punto del ciclo en plena misión puede resultar una molestia inoportuna, especialmente para quienes tienen flujos muy fuertes o dolorosos. Además, quizás los productos de higiene femenina no ocupen demasiado en el baño de casa, pero en una nave espacial, donde todo está medido y pesado al milímetro, estos asuntos prácticos suponen un reto, especialmente si se va camino de Marte. Por no hablar de la maña que habrá que darse para hacer ciertas cosas sin gravedad... Una nueva investigación publicada en la revista Microgravity explora las opciones que tienen las astronautas para prevenir el sangrado menstrual durante sus misiones espaciales. Los autores, del King College de Londres y el Baylor College of Medicine, creen que optar por su supresión puede ser una buena idea. En ese caso, los métodos anticonceptivos como implantes o dispositivos intrauterinos parecen lo más conveniente, tanto para sus portadoras como por motivos prácticos de carga, especialmente en las misiones de larga duración. «Para cualquier mujer, la elección de un anticonceptivo requiere una cuidadosa consideración de los beneficios y riesgos con respecto a su estilo de vida y necesidades. El entorno de los vuelos espaciales añade cierta complejidad adicional a la ecuación general, y queremos que las tripulantes femeninas puedan tomar decisiones bien informadas», dice Virginia Wotring, profesora en el Centro de Medicina Espacial de Baylor. Más de 1.000 píldoras Las astronautas pueden optar por tomar continuamente la píldora anticonceptiva para evitar el flujo, pero una misión de exploración a largo plazo, por ejemplo de tres años, requeriría aproximadamente de 1.100 píldoras, cuyos envases también ocuparían un lugar en el vuelo. Por eso los investigadores recomiendan los anticonceptivos reversibles de acción prolongada como los DIU o los implantes subdérmicos, que también son métodos seguros y fiables, aunque hasta el momento no han sido utilizados ampliamente por las astronautas. Esta elección, dicen, eliminaría los problemas de espacio, embalaje y residuos. Además, el dispositivo podría insertarse antes de la misión y no necesitaría volverse a poner durante el vuelo. Tampoco interfiere con la capacidad de la astronauta para hacer su trabajo. Los autores también indican que no existen informes en la literatura científica que sugieran que la alta gravedad que se experimenta durante el lanzamiento de una nave espacial pueda dañar un implante subdérmico o cambiar la posición de un DIU. Sin embargo, no tienen tan claro si el implante podría engancharse a la vestimenta espacial, como un traje de actividad extravehicular como los que se utilizan para las caminatas fuera de la Estación Espacial Internacional (ISS). Los investigadores también se preguntan sobre el efecto de los tratamientos hormonales sobre la densidad ósea, ya que en los vuelos espaciales los astronautas pierden hueso a un ritmo mucho mayor que en la Tierra. Estos métodos podrían ayudar a proteger a la mujer contra la pérdida de masa ósea, pero a día de hoy solo es una hipótesis. Como dice Varsha Jain, investigadora en el Kings College, «con más mujeres viajando al espacio, tenemos que asegurarnos de que tengan información actualizada sobre la anticoncepción segura y los medios de supresión menstrual. En última instancia es decisión de la mujer esa supresión, pero las opciones deben estar disponibles por si decide hacerlo»

Cinco jugarretas que te hace el cerebro para que quedes como un idiota

La ciencia seria tratada con buen humor es uno de los mejores regalos que puede ofrecer un científico. En «El cerebro idiota» (Temas de Hoy), el neurocientífico Dean Burnett, profesor de la Universidad de Cardiff, derrocha ambos, ciencia seria y buen humor, para aclararnos los motivos por los que nuestro cerebro, supuestamente tan brillante y evolutivamente avanzado, nos juega a veces malas pasadas (Aquí te contamos algunos despistes). Son imperfecciones de un cerebro sano por las que todos hemos pasado alguna vez y que nos han hecho sentir, como dice el título del libro socarronamente, como un idiota. Si es así, échele la culpa a su materia gris... Aquí recogemos cinco ejemplos de los muchos que pueden encontrarse en el volumen. Uno de esos desarreglos tiene que ver con el miedo. Está usted en la cama, a altas horas de la madrugada, abre medio ojo y se da cuenta de que entre la sombras hay una junto a la puerta que parece... ¡horror, parece un encapuchado con un hacha! No es más que la bata de estar por casa que usted mismo ha colgado del perchero antes de meterse en la cama, pero algo le ha hecho reaccionar de esa forma tan alterada. El motivo es que para nuestro cerebro la vida diaria está llena de peligros ante los que debe reaccionar con respuestas de «lucha o huida». Responde a años de evolución: si nuestros antepasados veían una sombra era mucho mejor temer que fuera un tigre, por una mera cuestión de supervivencia. El que se quedaba a esperar a ver de qué se trataba tenía más probabilidades de convertirse en desayuno. Burnett explica también en el libro cómo el cerebro procesa toda esa información a través del tálamo, donde llega como si fuera una estación principal; el córtex, la parte analítica que la examina; y la amígdala, la parte que procesa las emociones fuertes y si algo va mal enciende la alerta roja. Es muy rápida, lo que explica por qué nos asustamos de forma instantánea cuando un globo estalla sin que nos dé tiempo a procesar lo suficiente para darnos cuenta de que ha pasado algo inofensiva. Además, entra en juego el hipotálamo, que avisa al sistema nervioso para poner en marcha al resto del organismo... por si hace falta salir corriendo o liarse a porrazos.